La vida humana es un constante proceso de aprendizaje y cambio.
Lo ideal sería que siguiéramos un camino conciente de desarrollo en cada etapa de nuestra vida, primero guiados por lo que recibimos de nuestro contexto de crianza y formación, y más tarde por nuestra propia práctica consciente de autoeducación en la búsqueda de realización de nuestro propósito.
Lamentablemente, la realidad que nos toca vivir a la mayoría de los humanos en esta época es la de una infancia y una educación que no responden a las necesidades del sano desarrollo humano. La experiencia del bien, la verdad, la belleza y, sobre todo, del amor, no están dentro de las prioridades de los valores dominantes.
Sólo el encuentro y los vínculos profundos con otros seres humanos (y con otros seres no humanos) nos permiten salir adelante y seguir avanzando con las heridas y sombras que vamos acumulando. Pero incluso esas experiencias, como la amistad y el amor verdaderos, son cada vez más difíciles de cultivar en nuestra sociedad, donde la soledad es la contracara del individualismo.
En este contexto, creemos que el espacio terapéutico es una alternativa para retomar la conducción de nuestras vidas, en la medida que nos ayuda recordar y renovar nuestro propósito, a identificar e intentar cambiar aquello que sea necesario hacer distinto en nuestras vidas, a reconocer e integrar aquellas partes propias que nos causan más problemas con nosotros y los demás.
Quien toma la decisión de buscar ayuda e iniciar un trabajo terapáutico, tiene ya el primer impulso energético que se requiere. Los momentos de crisis son oportunidades para emprender transformaciones. Las enfermedades físicas y mentales son síntomas de algo más profundo que necesitamos hacer distinto en nuestras vidas. De alguna manera, algo al interior de nosotros mismos nos manda un mensaje urgente, exigiendo una respuesta que implica movilizar nuestra voluntad.
El trabajo terapéutico que te proponemos realizar se orienta a dar respuesta a lo que la vida te está pidiendo en este momento, a visualizar nuestro camino y a retomar la senda que hemos abandonado o postergado.
Utilizamos un enfoque basado en la Terapia Gestalt, integrando elementos de espiritualidad, de acuerdo con lo que nos haga sentido en el proceso. Combinamos la necesaria atención a lo urgente asociado al motivo de consulta con la invitación a reconocer las necesidades de cambios más profundos en un proceso de diagnóstico conjunto.